Ya he vaciado los armarios, he hablado con mi casera.
Ya he llevado las maletas a una casa más cercana a la estación que la mía.
Ya he cerrado la cuenta del banco, y me han dado mi dinero en billetes pequeños no consecutivos. Claro que se trataba de 26€. He anulado las tarjetas, y me las ha cortado con una tijera, en mi presencia, un siniestro banquero con cara en blanco y negro y dientes afilados.
No sé si se acaba el Erasmus, o si he cometido un asesinato.
A pesar de eso, hoy me han sucedido varias cosas que nunca antes me habían pasado en Italia: la primera es que he ido al Alcampo, y, tal y como sucede en los Alcampos que conozco, estaban llenos de gente extraña; la segunda es que me ha abordado por la calle una señora de una secta, para explicarme cómo debería emplear mi vida.
No es gran cosa, pero quería ejemplificar que lo de vivir nuevas experiencias, en esto del Erasmus, tiene validez hasta el último día.
Sed buenos. Si podéis.
AurelianoBastida
(Foto [ya la pondré, ver entrada anterior]: mi cuarto en proceso de desvalijado, con el panfleto de la secta al fondo, Roma)
Ánimo. Sin haber sido Erasmus sé lo que se siente.
Suerte y a pasarlo bien que esto es una vez en la vida.
Saludos.