El latín no es una lengua muerta. Es, más bien, una lengua de muertos: el idioma oficial de un Papa, que repleto de vida, lo que se dice repleto de vida, no está (aunque yo tampoco lo estaría si acabase de retirar la excomunión a gente que afirma que las cámaras de gas existieron, una mala gripe que había que pasar, pero que para matar judíos, no se usaron, no, que se usaban para desinfectar. No sé si es mejor negar la existencia de las cámaras, por las buenas, o definir su función como desinfectante).
Pues bien, a lo que íbamos: había por ahí quien aseguraba que los cajeros automáticos del Vaticano tenían la pantalla en latín. Tras mucho tiempo de investigación, e interrogatorios a un señor de seguridad del Vaticano, que, sorprendido, nos acompañó a comprobar la veracidad de la noticia (era la primera vez que oía, y también quería él quitarse la curiosidad) pudimos hacer fotos a la pantalla para corroborar el bulo, que ha dejado de serlo.
Palabrita de Anne Igartiburu.
Sed buenos. Si podéis
AurelianoBastida
(Foto: cajero. Está en latín, aunque no se vean muchas palabras; había que introducir una tarjeta de la Banca del Vaticano, de la que no disponíamos)