Marta nos dirigía inevitablemente a distintas sucursales de la feria de Knoxville. Entre restos herrumbrosos de lo que un día debió ser un camping, o la dirección de un hotel tan inexistente como deseado, la segunda noche apareció el cartel por el que habíamos rezado, por lo menos, dos veces: "B&B Da Bona".
Esta Bona nos ofreció su hospitalidad, sus camas, su baño, su amor por España, el DNI de una chica que se había alojado allí antes que nosotros, un descuento de 5 euretes... y sobre todo, muchas fotos.
- ¿Conocéis Tharros?- preguntó en ese tono medio ingenuo que utilizan las abuelas cuando quieren compañía para ir a misa.
- No- respondí yo en un tono aún más ingenuo, pero ingenuo de verdad, lo que podría dar en llamarse un tono de maciza ingenuidad.
Y esto dio pie a que nos obligara a ver la friolera de 200 ó 300 postales de toda Cerdeña, impidiéndome probar los que, según fuentes consultadas, eran unos grandes bizcochos.
Al menos, gracias a ella vivimos una experiencia tan excitante como peligrosa: colarnos en un pozo sagrado, y un nuraghe. Que habrían sido dos, si no llega a permanecer en la puerta un señor que condensaba toda la esencia de la gran mirada mafiosa italiana (cigarro incluido) y que nos obligó a huir en el coche. Siempre guiados por Marta, eso sí, hasta la siguiente feria de Knoxville.
Sed buenos. Si podéis.
AurelianoBastida
(Foto: Esfera solar de Knoxville, Knoxville.
PD. Agradezco fotos de Cerdeña.)
Ni un mísero Gracias.
Ni un mísero Gracias. Ni un mísero Gracias.
Ni un mísero Gracias. Ni un mísero Gracias. Ni un mísero Gracias.
Ni un mísero Gracias. Ni un mísero Gracias. Ni un mísero Gracias. Ni un mísero Gracias.
Podría seguir....pero estoy cansada;-)